Si prueba a entrar en la aplicación de Google Maps descubrirá algo más que saber qué tiene el vecino de al lado en su jardín, o cuántas casas hay en la otra punta del mundo. Los más observadores habrán comprobado cómo sobre los tejados de muchos edificios empieza a ser algo muy habitual contemplar unas estructuras que buscan la luz del sol.
Son las placas solares que forman parte ya del paisaje urbano y rural y su proliferación ha tenido en los últimos tiempos un sentido: El ahorro energético y la sostenibilidad del planeta. Todo esto sumado al abaratamiento del coste de una instalación, las posibilidades de financiación y la rentabilidad de la inversión, forman una ecuación perfecta.
Pero vamos con lo que más te puede interesar: en el caso de instalaciones, la recomendación es buscar profesionales. En muchos casos quienes se han dirigido a nosotros para solucionar determinados problemas, todo provenía de experiencias similares: fallos, averías e infraestructuras defectuosas que posteriormente han dejado de funcionar.
En el caso del autoconsumo, que debe generar energía y producir los próximos 25 años de manera ininterrumpida y optima, el ahorro no se consigue con el precio de compra de la instalación. Dependerá de su buen funcionamiento y de la eficiencia y producción continua de placas de calidad, inversores de primeras marcas, de una sólida estructura y una instalación bien orientada y correctamente ejecutada, así como de un mantenimiento adecuado.
Es por ello, que ante las “gangas” y los “cuñaos” que supuestamente te van a facilitar las cosas y ahorrarte dinero, debes saber que como el célebre refrán, lo barato, sale al final caro. La diferencia entre Moneleg con una larga trayectoria en el sector energético provincial, cercana y solvente frente a nuevos instaladores, sin experiencia, sin solvencia técnica, con dudosa continuidad a corto plazo, puede ser más que decisiva.