La instalación de placas solares también puede asumir perfectamente el refrán de “lo barato sale caro”. Esto no implica en ningún caso que suponga lo contrario, es decir, que haya que pagar más por obtener lo mismo. Lo que ocurre en este tipo de instalaciones es que la mirada tiene que ser a largo plazo y sobre todo, darle importancia al mantenimiento y a la calidad de cada uno de los materiales para hacer que nuestro hogar o negocio no tenga que lamentar después el desgaste excesivo de todos los componentes.
Desde Moneleg y gracias a la experiencia en cuanto a autoconsumo, sabemos que muchos propietarios suelen evaluar el rendimiento potencial de su inversión solar teniendo en cuenta solo el coste inicial y, por tanto, se decantan por sistemas más baratos sin considerar que a la larga implican mayores costes de mantenimiento y sustitución de equipos durante los 25 años de su vida útil.
¿Cuál es la alternativa? una solución realmente integrada que combina la generación solar, el almacenamiento de energía y la monitorización de la producción a nivel de cada panel. En Moneleg confiamos en un sistema cuyo diseño está pensado para maximizar la producción minimizando los costes de mantenimiento.
Francisco Guerrero, gerente de Moneleg explica que “a la hora de acometer un proyecto fotovoltaico, hay que entender que se trata de un activo a largo plazo con el que se espera producir energía durante al menos 25 años. Por eso, hay que tener en cuenta todos los costes que conlleva la instalación en ese plazo”.
Según datos de UNEF, en España, en 2020, se instalaron unos 113 megavatios de potencia fotovoltaica de autoconsumo para el hogar, lo que supuso un incremento de aproximadamente un 250% respecto a 2019. «Aun así -explican desde la empresa-, se trata de un segmento de la generación de energía solar relativamente joven con un gran potencial de desarrollo en España, pero que debe poner más el foco en la calidad de las instalaciones a fin de garantizar el buen desarrollo de la industria».